Febrero 6, 2015 | Comentario

charles_gibbs

Conocí a Dadi Janki en el otoño de 1996 en el centro de Brahma Kumaris ubicado en la calle Baker en San Francisco, no mucho después de que yo había renunciado a mi liderazgo de una iglesia local para convertirme en el director ejecutivo fundador de la Iniciativa de las Religiones Unidas. Estaba tanto ansioso como un poco nervioso cuando me llevaron arriba y me sentaron en un sofá junto a Dadi en su silla. La Hermana Chandru nos presentó. y la Hermana Jayanti sirvió de intérprete.

Extrañamente, me sentí cómodo y fuera de mi sensación de incapacidad, sentado en compañía de tres poderosas yoguinis . Dadi me miró con una sonrisa, sus oscuros ojos danzantes parecían ver dentro de mi corazón. Ella me preguntó por qué estaba haciendo el trabajo que estaba haciendo. Antes de que pudiera responder, comenzó a sonar música de control de tráfico y nos quedamos en silencio.

La hermana Chandru me indicó que debía tomar drishti de Dadi, así que me senté cara a cara, de corazón a corazón, alma a alma con ella en tiempo atemporal. Se sentía como si estuviera conectado a la fuente de luz y el amor que creo que anima el universo. Se sentía como si los límites físicos de mi cuerpo se disolvieron y lo que quedaba era una conciencia brillante que parecía tanto inmediata como a eones y años luz de distancia.

Durante años, he sido bendecido con muchas más reuniones con Dadi en muchas partes del mundo, incluyendo dos oportunidades para entrevistarla. Mis recuerdos perdurables son de sus cejas arqueadas y sonrisa traviesa; y de ella sentada en meditación en la sala de Baba en la Global Cooperación House, donde ella parecía a la vez arraigada como una montaña - ninguna fuerza podía moverse si ella decidió no moverse - y luz, pura y radiante.

Más allá de esas oportunidades benditas de estar en la presencia física de Dadi, nunca ha habido un tiempo desde aquel primer encuentro, cuando ella no ha sido una presencia iluminadora y animadora en mi vida, ayudando a levantarme cuando estaba abajo e iluminando el camino a seguir con la resplandeciente luz de su amor incondicional y entrega en el servicio. Y sé que no soy más que uno de los millones a quienes ella ha tocado de esta manera.


Archivado en: Mensaje de Dadi Janki

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